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MARC CHAGALL

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Artículo completo:

MARC CHAGALL

Obra Aérea, Esquiva y Alquímica[1]

Por José Juárez Sánchez

 

Hablar de la obra de Marc Chagall se necesita consagrar, si no toda la vida, cuando menos una buena parte de su tiempo para estudiar a este pintor excepcional sobre un estilo de tan gran rareza.

Ante la complejidad de su obra me propongo describirlo y dar una noción de ella, dado que no soy capaz   de explicarlo en toda su magnitud.

Podemos decir que la obra de Chagall forma parte de dos grandes movimientos: el surrealismo y expresionismo. El primer término es susceptible de adaptación y se utiliza para una gran variedad de pintura. Desde la mayor fantasía a la alegoría compleja inspirada por las imágenes de un sueño. El filósofo Encycl definió el surrealismo en los términos siguientes: El surrealismo reside en la creencia de la realidad superior de ciertas formas de asociación inadvertida hasta su operación, con toda potencia de un sueño o del juego desinteresado del pensamiento. Su tendencia a destruir definitivamente todos los demás mecanismos psíquicos, sustituyéndolos por la resolución de los principales problemas de la vida.

[1] El Suplemento dominical del periódico “El Día”. 5 de abril de 1970.

La pintura surrealista puede tomar diferentes formas, esto en lo que ella tiene de permanente en su carácter, sin embargo es reconocida por su situación irracional y por la construcción de personajes ideales misteriosos, que parecen pertenecer a otro mundo, los cuales pueden ser pintados de una manera en extremo meticulosa, como es el caso de Chagall y también de los que se dedicas a la representación de formas abstractas, como las de Max Ernst (2 Abril de 1891 – 1 Abril de 1976).

Es a este movimiento, asimismo, que se unen: Salvador Dalí (11 de mayo de 1904-23 de enero de 1989), Jean Miro (10 de julio de 1888- 20 de noviembre de 1978), Marcel Duchamp 28 de julio de 1887 - 2 de octubre de 1968) y Chaim Sutine (13 de enero de 1893, 9 de agosto de 1943), quienes ofrecen muchas analogías con la pintura de la que hablamos.  El surrealismo en su primera fase fue conocido con el nombre Dadaismo, término que fue adoptado por un grupo de pintores y escritores que se reunieron en Zurich en 1915: Richard Hulsenbeck, Hans Arp, Hugo Bella, entre otros. La terminología del nombre fue sacada de un diccionario laeman-frances y adoptada porque correspondía al carácter inconsecuente e irracional de las intenciones del grupo. Después, André Breton, cuando hizo su manifiesto en 1924, reacciona y funda el surrealismo.

La música en el pincel de Chagall. Cúpula de la Opera de París.

Por otra parte, debemos examinar el expresionismo, el que ya citamos es un movimiento que fue principalmente adoptado por un grupo de alemanes que pertenecían a dos corrientes; el movimiento “Die Brucke” (el Puente) de Dresden y el de “Die Blaue Reiter” (El Caballero Azul), movimiento que tuvo como centro Munich en el que nadie reconoció una derivación paralela del fovismo francés.

 

Los caracteres de la pintura expresionista son similares a los del fovismo (fieras), pero los pintores expresionistas tienden a utilizar los efectos lineales más acusados  y dotados de colores, más duros (negro y pardos o marrón) con el fin de dar la expresión de agonía que los autores de esta manera representaba la vida. Los términos del expresionismo revisten diferentes formas y pueden utilizarse con un sentimiento más amplio que el que nosotros sentimos. En su excepción más amplia, el término define las obras más variadas que pertenecen a diversos periodos de la historia o del tiempo presente y que tienen algo de común que revela un contenido pleno de ardor.

Durante nuestros estudios relativos al fovismo hemos oído hablar de la base emocional de una gran parte de la pintura del siglo XX. El expresionismo define su contraparete francesa bajo la relación de numerosos aspectos importantes. El temperamento alemán alguna veces está dirigido hacia el misticismo y a la emoción y siempre ha mostrado que está atraído por una llama creadora, plena de gravedad, que está penetrada de una espiritualidad en busca perpetua de un sentimiento francés. Este movimiento está formado por artistas alemanes por lo general, ente los cuales podemos citar al azar algunos nombres: Eduard Munch (1863-19449, Ernst Ludwing, Krisner (1880-1938), Otto Mueller (1874-1930), Emil Nolde ( 1867-1956), etc.

 

Con este preámbulo relativo al expresionismo y al surrealismo, considero que tenemos la mayor facilidad para apreciar de cerca el camino recorrido por Chagall, lo cual constituye una de las ilustraciones más significativas y un fenómeno típico: la escuela de París, tal como ha evolucionado después del comienzo del siglo.

Chagall se convirtió en una de las figuras más importantes del movimiento contemporáneo y del que, sobre todo, destaca la riqueza de los elementos que han creado esta obra; por una parte, son las comunes a la Escuela de París, es decir, la Escuela Francesa del Expresionismo germánico y su fusión con el crisol de Montparnasse, y por la otra, su aportación  personal: el contenido bíblico y sus elementos de ensoñación.

Izbá en la localidad de Kushálino en la óblast de Tver.

Marc Chagall nació en Vitebsk el 7 de julio de 1887, falleció el 28 de marzo de 1985), el apellido de su familia es Segal, que fue transformado en Chagall con el padre de Marc, al cual nuestro gran artista agrega una “L”, para firmar sus telas. Su infancia representa bien la cuna feérica donde se despertará poco a poco la poesía religiosa y folclórica nacida en el gueto[2] ruso (en Mon Village). Como él mismo lo confiesa, las Isbas[3], las tradiciones de sus imágenes misteriosas de un país olvidado y lejano, donde se asientan las migraciones judías del Asia, todos estos elementos digamos, de los que vemos engendrar en Francia, no dejan de sorprendernos, tanto que nos fascinan a  tantos años de distancia, tanto que están unidos a elementos poéticos muy semejantes. El estilo literario de Chagall demuestra, además, el de sus composiciones pictóricas.

El joven judío hace sus estudios en la “Escuela Imperial” de San Petersburgo y después es enviado  a París  por el abogado Goldemberg, quien se convirtió en su mecenas. Se le ve como novicio en el arte al instalarse en la “Colmena,”[4] donde entras miserable y sales celebre. Montparnasse es un medio fértil en novedades artísticas y como lo escribe Salmon[5], pintores y poetas se mezclan estrechamente y se influyen entre sí.

[2] (Del italiano ghetto[] ) que es un área separada para la vivienda de un determinado grupo étnico, cultural o religioso.

[3] Una izbá o isbá (en ruso, изба, izbá) es una típica vivienda campesina rusa.

[4] La Ruche (La colmena) fue una escuela libertaria francesa, laica y autogestionada, que pretendió ser una cooperativa; existió entre 1904 y 1917.

[5] André Salmon. Poeta, crítico de arte y escritor francés.

 

Guillaume Apollinaire, nos dice, “este encantador, corruptor, que seduce con su verbo dorado; y Cendras: que pone a flote toda la vida moderna en sus libros situados entre el reportaje y la epopeya; Modigliani: el límpido heredero de Italia, maestro del trazo estilístico; y Delaunay: de los ritmos cubistas, dignos de sus pinturas musicales aéreas; todos ellos aristócratas del arte se parecerán a Chagall en el sentido de la investigación. Él está en sí mismo, ya que cosmopolitismo rige a todo París. Su invención lírica, tiene además todo el terreno preparado.

Desde Gustave Khan hasta André Spire, los judíos han preparado y cultivado su vergel tan raro y digno de los cuentos de las Mil y una noche. La expresión del “Palacio Nómada” (título de Gustave Khan), podrá aplicarse por completo al arte de Chagall.

En 1914 él expone en Berlín al Sturm. Entonces seguía las corrientes formales del arte, es decir, el Cubismo y, no se vincula a las otras corrientes emocionales que influyen entonces, el campo del arte, tales como el movimiento religioso.

Chagall no vuelve a tomar su sentido judaico sino más tarde cuando al menos deja evolucionarlo con justicia. Esto se verá bien en las décadas que siguen a la Primera Guerra Mundial, cunado compone Los Profetas del Antiguo Testamento.   Por el momento se mantiene bajo el Fatum de las novedades tan vivas y tan agudas de Picasso y de Kandinsky. Él les toma no solo  su nuevo talento, sino también  sus lecciones de ingenuidad, pero sobre todo se afirma a ser igual y mucho más  que ellos, algunas veces como colorista delicado y fino. Su delicadeza confina muchas veces con la piedad. Se entiende entonces, fácilmente su amistad con Jacques y Raissa Martain, que antes ella también había estudiado en Bellas Artes de Moscú.

La nota dominante de Chagall es la ternura y la piedad. Había tomado de Picasso el acento de melancolía punzante que se siente tan naturalmente al ver a los desheredados. Sus payasos son los padres también de los Arlequines y del circo del gran evento del cubismo. Al mismo tiempo pasea aquí y allá su arrobamiento con la feria.

La poesía de Apollinaire ha contado mucho seguramente. Se encuentra fácilmente la mezcla de dolor y de éxtasis mezclados en alcools[6]; el gran recolector del autor de “LANDER ROAD”. El maestro Cassou nos ha dicho a propósito de Chagall: “Todos sus elementos, a la vez místicos y reales, participan de la música universal. Jamás sus expresiones, comúnmente utilizadas en los propósitos pictóricos, las notas, las sonoridades cromáticas y los colores que cantan, etc. No han correspondido a la mayor veracidad.

Consideramos también necesario dar un resumen de la cronología de sus exposiciones y de sus múltiples viajes.

Chagall se casa con Bella Rosenfeld en 1915 y comienza una nueva existencia de funcionario. Después de la Revolución de octubre, es comisario de Bellas Artes en Vitebsk y después director de la Nueva Academia del Arte, que tiene como profesores  a Lissitzki y Pougny y más tarde a Kazimir Malévich, pero su desacuerdo con éste lo aleja de la escuela. En 1921 es profesor cerca de Moscú y los años que siguen le proporcionan desilusiones: Chagall es un incomprendido en los nuevos medios, seguidos de la Revolución de octubre, de manera que acepta sin meditarlo trasladarse a Berlín para organizar una exposición y tratar de ensayar sus antiguas pinturas. Permanece en Alemania con Bella e Ida la pequeña hija de casi un año, que les ha nacido. Después Van a París. En 1923 Chagall se reencuentra en el medio de sus viejos amigos y con ellos la serenidad y el placer de vivir; trabajando siempre con ardor, hace numerosos viajes a Bretaña, a la Costa Azul, o a la Auvergne. En esta época aparecen sus litografías de las Almas Muertas de Gogol (1924-1925), las de las Fábulas de la Fontaine (1926-1927), las de la Biblia, todas encomendadas por (le marchand d’Art), el comerciante en cuadros Vollard.

 

[6] El alcohol es una colección de poemas de Guillaume Apollinaire, publicado en 1913.

Chagall y Bella

Después emprende numerosos viajes al extranjero, a Palestina (193), a Holanda (19239, a Polonia (1935), Italia (1937), año en el que adquiere la ciudadanía francesa. Una gran exposición retrospectiva en el Kunst Museum de Bale (Basilea), en 1933, aumenta aún su renombre y en 1939 recibe el premio de Carnegie. Pero un largo y doloroso periodo se prepara con la declaración de la guerra y la ocupación de Francia por los alemanes. El artista parte para los Estados Unidos, por la invitación del Museo de Arte Moderno de Nueva York, donde llega con Bella en el otoño de  1941.

Expone en la Galería Pierre-Matisse y alcanza la fama de hombre público. A pesar de la bondadosa acogida no se aclimata en este país y la estancia en México, más cercana a su temperamento, le proporciona una diversión. Trabaja con apasionamiento en el decorado que el coreógrafo Massinie le ha encomendado para el valet de Nueva York, pero a su regreso a los Estados Unidos Bella muere el 2 de septiembre de 1944 y después de un periodo de desfallecimiento espiritual, Chagall, se refugia permanentemente en el trabajo y hace en 1945 las decoraciones y el vestuario para El pájaro de Fuego, de Nueva York. En 1948 vuelve definitivamente a Francia, donde había vuelto por algunos meses en 1946.

Soledad de Chagall

Grandes retrospectivas y encargos oficiales le marcan los años de la postguerra, Chagall vive primero en las cercanías de París y acaba por instalarse en Cap-Ferrat y después en Vance en 1950, en la región tan apreciada a Picasso, a Matisse y a tantos otros artistas. En 1952 se casa con Valentina Brodsky y está muchas veces con ella en Grecia e Italia. Las litografías y las decoraciones del valet para Daphne y Chloe (trabaja maravillosamente para el teatro), la serie de cuadros de Metz, los de la sinagoga de Hadasse, son unas de tantas marcas en la actividad ininterrumpida de estos últimos años.

La extraordinaria potencia creadora que le acompaña a todo lo largo de su fecunda existencia nunca ha tenido un desfallecimiento.

Si nos interesamos por un artista, a través de las etapas de su vida y por los múltiples aspectos de su arte, tal como lo hemos expuesto antes, ello nos permite reconstruir la curva armónica de su pensamiento. Se puede también evocar los temas que el artista ha tratado mientras se encuentra en la búsqueda que lo une con las cosas y sus determinantes. Hemos dicho antes cómo, a parte de sus vacilaciones, que son debidas en gran parte a las circunstancias, tiene en su vida y en su arte elementos que por instantes se imponen a todas las etapas de su vida, con una tranquila obsesión y que lo ligan a las diferentes solicitaciones de su vida.

A todo lo largo de su obra, los músicos participan en la escena. A partir del encuentro con Bella cómo amantes que se buscan por medio de sus enlaces, tierna-mente, y se alargan a la manera lírica de un canto, traduciendo sus sueños ya vividos, los acróbatas se mueven como las flores al viento. Las flores y las hojas se acumulan en todas partes. Pierre Courthion   nos dice: “Los sueños más mágicos de Las Mil y una noche, las bodas y los funerales los temas de la superstición rusa, Chagall las pinta, presionado por las necesidades de las confidencias.

Son entonces búsquedas de flores, azucaradas como las confituras, pálidos perfiles de mujeres, de noviazgos azules que se enlazan arriba de los techos de la ciudad”.

Chagall es pues, un pintor de metamorfosis. Sus lineamientos mismos trascienden la figuración elemental y servil de la realidad.

Contemporáneo de muchos poetas que llegaron a ser los campeones de la evasión lírica, que inventan cierta ternura idílica que sabe comunicarnos a través de una gracia renovada de Verlaine.

No tiene el aire de creer en su felicidad, y su canción se mezcla con el “claro de luna”,  puede aplicarse a las ligeras volátiles y apariciones Chagall.

 

La Andrómeda de Chagall es el todo de su obra alquímica. Es aérea y esquiva, a cada instante de la realidad.

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