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LA BODA DE SHANOHOK

El primer viaje a Michoacán

Aquella mañana esplendida denotaba humanidad, hermosa y sensible, era sin duda, una fecha cabalística —el 10 de diciembre de 2010—. Aquí Acapulco tiene rasgos que lo hacen diferente a la vista, al oído y a la imaginación: característica única en este lugar de nuestro paraíso; el viento cadenciosamente y casi perezoso, viene del mar con los secretos de sus aguas silentes, a disiparse sobre las azules montañas; el viento con su energía cinética, entra atropellándose por la bocana de su bahía, con su soplo delicado que invade con parsimonia todos los rincones de la bahía.

En el puerto por un lado, el paisaje está lleno de vida; por todas parte se escucha la vocalización de las aves —grullas, petirrojos, cuervos o zanates, cotorros y garzas— que habían emigrado de su lugar de origen obligadas el crudo invierno, regresan  aquí, todas ellas inmigran a sus nidos veraniegos, formadas en filas con sus cantos de cortejo y apareamiento, como si fuera el “Día de San Antonio Abad”, ellas buscan de una manera ética el lugar idóneo para la alimentarse y por el otro, las variadas plantas o flores las que mueren con ellas, que echan sus primeras hojas, éstas parce que posteriormente florecen y forman los granos de polen en los estambres, para cumplir con su generoso ciclo; después, esos granos de polen llegan al gineceo y aquí éste se transforma en un fruto carnoso, que contiene las semillas en su interior. Los botones cabizbajos, al eclosionar, levantan su rostro hacia Tonatiuh.

 ¡Qué maravillosa es la salvaje naturaleza!...

¡El viento límpido y respirable se levanta como una tormenta y nos lleva hasta al paraíso de la imaginación creativa; aquella tibia atmosfera que asiste a los árboles y plantas que procesan oxígeno y flores, que viven en castillos de cristal difícilmente vistos o imaginados por el hombre!

Al comenzar estos acontecimientos impalpables de la naturaleza, pocas personas advierten su llegada. Aquí en Acapulco, los días son en este periodo del año más cortos que las noches. Sin embargo, todos disfrutamos la agradable tibieza del clima que nos acaricia con suavidad la piel, esta atmosfera que en otras latitudes solamente suele manifestarse al iniciar la primavera. En cambio, en el puerto privilegiado, la temperatura siempre es benigna y cálida por regla general y, ella oscila entre los grados habitables y deseados.

¡Éste es, un maravilloso clima para Shanohok y sus moradores de color!...

Pero aquí el calor suele aumentar un poco más en el periodo del verano y, aun así, sigue siendo soportable y estimulante. Como quién dice: si la tierra fuera un solo estado Acapulco sería su capital.

Por otra parte, conviene que sepan, aquellos que no vieron nacer a Shanohok, que él fue originario de este lugar a pesar de sus setenta y cuatro años, y muy a pesar de que sus documentos oficiales no confirmen la regla; ¿su razón debe tener?; en todo caso, él aquí pasó su niñez y su juventud en Acapulco.

Pero transcurrido el tiempo una mañana de diciembre, se despertó como ha sido su costumbre, a las seis de la mañana, cuando despuntan los primeros rayos del sol y penetra a través de su ventana, un poco perezosos y con desgano, el astro rey asomó su rostro jubiloso, mientras la claridad matinal cobijó el paisaje sin tocar las palapas encorvadas como peinetas andaluzas, bañadas ligeramente por su luz diáfana. Con esa claridad casi lechosa a la que nos tiene acostumbrados, que hace contraste con aquellas balaustradas de sombras, que vienen a morí con lentitud, arrastrándose como un reptil que camina sigilosamente hasta alcanzar las húmedas playas, que parecen holanes de enaguas doradas, y serpentean rodeando la bahía. En este generoso lugar, la brisa del mar, involuntariamente sabe acariciar con delicadeza las mejillas bronceadas de sus dríadas y de sus elfos.

Hoy en esta fecha cabalística, sucedió lo inesperado, lo impostergable, lo benéfico que prodiga las primeras horas de la mañana: con todas esa carga maravillas que es una constante aquí; presencia del alma que pende de un hilo, con  la misma permanencia que tiene la estrella del norte, inmutable en la madrugada, cuya fijeza  perceptible sirve de  guía a marinos y viandantes, porque ella no tiene semejanza en el firmamento; pero cuando la contemplamos por  algunos instantes nos alivia el espíritu, es entonces, cuando percibimos que las palabras almibaradas y lisonjeras reverencias sobre el universo, y con  un esfuerzo supremo, intentan  hablarnos y adular a Shanohok.

¡Quién no recuerda que en ese lugar paradisiaco, en momentos pacíficos como su océano, y convulso como  la sociedad guerrerense! Su magnificencia sigue siendo la misma a pesar de la invasión turística; el paisaje, y su clima bien temperados todavía conservan sus variados encantos poéticos; y sin embargo hoy, en ese preciso instante en que Tonatiuh se manifiesta con toda su esplendidez; al posesionarse a noventa grados del cuadrante: es decir, en pleno cenit, cuando su incandescencia cae vertical sobre nosotros con más rigor, aun así, su generosidad se manifiesta favorable para complacer los buenos augurios del señor Shanohok. ¡Sí, en el instante mismo, en que él lo decida!...

—Pero, ¿quién es Shanohok, ¿qué hace?, ¿cómo es él?...

¡Aquí todos nos hacemos esas mismas preguntas sin éxito!... Para mejor información sobre su existencia deben saber, que él pertenece a una de las familias costeñas: una de las más tranquila: ordenada, generosa y ávida de vida, que ha residido aquí, por más de tres generaciones en este mismo lugar.

Shanohok a pesar de haber vivido toda su infancia en este litoral del Pacífico y posteriormente haberse alejado de él, nunca se olvidó de su terruño, siempre que ha regresado al puerto, y han removido sos rescoldos, y se han  avivado sus añoranzas gozosas. Con el paso de los años la tibieza y la velocidad del viento tampoco ha cesado; y en el alma de Shanohok, jamás ha habido lugar para la tristeza profunda ni el desagrado momentáneo. Además, él siempre ha llenado sus ojos de esa luz cromática del puerto. A hora que es un hombre mayor, con la experiencia que le han proporcionados los años, ha tenido y seguirá teniendo la oportunidad de empaparse de conocimientos únicos, ya que tuvo la oportunidad de recorrer parte de los cinco continentes ávido de enriquecer sus conocimientos y de alimentar su espíritu sensorial.

En concreto Shanohok, siempre fue una especie de voyerista de las bellezas, captor de formas creativas, es un trotamundos sempiterno. Por supuesto a él, ¡le tocó estar ahí!, en el momento indicado, en aquellas ciudades importantes del planeta, en las que acumuló para su beneficio, las exuberancias del goce artístico. Su trabajo artístico es producto de la belleza intrínseca, la que él define en los siguientes términos: —“Para mí, la belleza artística deriva de la expresión de mis sentimientos tan preclaros, que ni la fealdad, ni la vejez, ni el martirio o la muerte, pueden empañarla. Ella surge de la confianza instintiva del creador, de su fuerza, de su moral y de su estética: de sus sentimientos vitales, superiores al padecimiento de las ambiciones y pulsiones del poder, que socavan en la humanidad galerías de dolor y humillación”.

Shanohok concluye que la belleza surge de la materia dominada por la mano sensible del artista, que es la razón técnica de su oficio; si la obra no se ahoga por falta de la sinceridad y del sentimiento que la inspira. Porque no podemos negar la importancia de las ideologías de clase en el arte; pero sin desconocer que la escultura y la pintura pueden ser mediatizados para servir como vehículos ideológicos equiparables a la literatura; y también, sin ignorar que la lucha de clases se ha valido del arte para conseguir otras finalidades distintas de las estéticas; sin desconocer que muchas obras de gran belleza tienen, además de su propia estética su propio valor; ¡no el económico sino el estético! Esos productos no son capitalistas ni socialistas, son simplemente bellos o verdaderos. No pertenecen a ninguna ideología, ni a ninguna época, ni a ningún país. ¡Son llanamente valores universales!...

—Yo, nos dice Shanohok, en algunas de sus charlas. “He producido y  exhibido mis obras pictóricas, las que ha sido expresión de mi más apreciado quehacer artístico, yo he representado mi época y mi tiempo sin ambiciones, sin egoísmos y sin espavientos. También he prodigado una experiencia indiscutiblemente generosa, con una disposición especialmente sensible.  ¡Sí por qué no decirlo!..., he estado ahí, frente al mundo, gracias al privilegio que la vida me ha proporcionado y que me ha permitido crecer...., contra la voluntad de algunas presiones ajenas”.

Pero a mí, jamás me ha perturbado nada, nunca me han afectado las críticas ni la opinión de los demás. Tampoco me preocupa que hablen mal de mí o de mi obra, me angustia que se queden callados, que me ignoren. Siempre me he preocupado de mi trabajo y de lo que he querido expresar con dignidad; siempre me he manifestado con intención propia y he expresado con todas mis fuerzas mi verdad: la mía. He acomodado a mi antojo las formas pintadas o las palabras impresas  que he sabido plasmar sobre el papel o sobre los lienzos como rompecabezas.  Hice y seguiré haciendo buen uso del color, he inventado un lenguaje propio con el que siempre me he comunicado y con el que he desarrollado mi discurso pictórico, con una paleta cálida y con pigmentos alegres, los que he aplicado con sabiduría alterna; en fin, todo han sido y seguirán siendo, por siempre, mis más preciadas formas constante de comunicación.  

 

Además, cuando me he propuesto, he logrado amalgamar mensajes y matices pictóricos, con palabras fáciles y sencillas, con privilegios estoico, los que a veces me han sorprendido por sus aciertos armoniosos,  y he intentado con vehemencia, hacerle  sentir al espectador: el gozoso zumbar de la sangre por sus venas.

   

—Es así, con esa sensibilidad, como Shanohok disfruta al narrar, pintar o dibuja todas sus experiencias, plenas de aventuras venturosas; incluso las  de mar y las de selva que son más afines a su idiosincrasia y al lugar que lo vio nacer, las que han atraído la atención de quienes las han escuchado y observado con sumo interés. En todo caso, de lo que sí estamos seguros: es de éstas formas de expresiones personales, que no son una simple casualidad, sino el resultado de su pasión y de su ímpetu absoluto: sin presiones y sin restricciones.

Volviendo pues a aquella mañana esplendida de diciembre a la que nos hemos referimos pomposamente, y que, ¡por donde la queramos ver! Constata que su vehemencia ha podido influir, para que Shanohok, para que este acapulqueño, por fin, haya tomado la decisión más acuciosa de su vida, para cumplir con el deseo que no tiene la ilusión de un principio o de un final, sino el tiempo eterno; y que se ha expresado además, como el deseo ventilado a tras luz y a trasmano por su amada Ilehana. Ella es quien ha externado con pasión, infinidad de veces; ella, lo ha gritado a los cuatro vientos, al aire vaporoso y puro, su eterno deseo: consumar su boda religiosa con Shanohok, como su madre hubiese querido presenciar, antes de partir para siempre: antes de continuar al inframundo, al valle de Mictlan.

Por esta razón hoy, Shanohok tiene toda la buena intención, no por obligación, más bien por amor y por caballerosidad, porque así lo desea; él quiere dar el paso más importante de su vida, a pesar de su perpetua negativa. Sin embargo, él con esa impetuosidad que lo caracteriza, tiene toda la intención de matar dos pájaros con la misma piedra, y cumplir con una obligación moral; ¡insistimos!... Hoy él desea pues, poder complacer la petición de su amada Ilehana principalmente y, la de su cuñada Arcehelia; por lo que sin meditarlo mucho, aceptó voluntarioso, contraer nupcias bajo ese anhelo tan vehemente: el religioso.

¡Sorprendente…, no les parece!

Con esta decisión, el mundo de Shanohok acaba de dar un giro de trecientos sesenta grados, y ha contravenido todas sus convicciones ideológicas y políticas, las que lo mantuvieron al margen de una devota y religiosa actitud social; norma a la que se manifestó siempre, un tanto cuanto reticente. Pero ahora, por un lado, desea entregarse por entero y para toda la vida a esa nueva vida, por el otro, desea con beneplácito congratularse con su amada Ilehana, sólo por eso creemos que aceptó este sorpresivo cambio de decisión, con la mejor intención.

A todos nos sorprendió esa actitud de Shanohok, e ignoramos el porqué de esa decisión tan radical y drástica. Algunos de sus amigos más queridos, están seguros que sí su padre viviera, seguramente no hubiese aprobado tal ironía. Pero ahora, él está seguro y convencido por sí mismo. Y eso es bien sabido por sus amistades más cercanas, además de cerciorarse, que sus afectos no han vacilado más que su forma de pensar. Sin duda ésa es la razón congruente de Shanohok. ¡Así lo confirmó él mismo recientemente! Es una prueba ordinaria, que se manifestó como la emanación humectante de su eros; esto prueba que él siempre pretendió conocer y realizar ese mundo desconocido para él, sin presiones. Y que poco a poco, se fue extendiendo por su piel como una inmensa llamarada, y es una estupefacción el interés y el deseo por la unión universal, que envuelve aquella existencia que no podía exceptuar: la suya.

   

—Como se puede constatar a posteriori,  días antes de esa toma de conciencia, Ilehana le hizo saber  a Shanohok el propósito de  su cuñado Delfinho Madrighal y de su esposa Arcehelia Gonzálhez: que ambos deseaban que Ilehana y él, fueran padrinos de la primera comunión de Racuehelita, la hija menor de la familia Madrighal Gonzálhez; pero que ellos no se atrevían hacerlo personalmente; se sentían incomodos, ya que para ese acontecimiento, era indispensable estar casado por la iglesia, por lo que comisionaron a Ilehana para plantear  aquella comprometedora petición a Shanohok.

—Ilehana, temerosa de la reacción, lanzó su dudosa interrogante a Shanohok: ¿Te gustaría casarte por la iglesia?, ya tenemos diez años de casados por el civil. ¡A estas alturas no creo que tengas dudas de nuestro amor!... ¡Así resolvemos dos anhelos al mismo tiempo: el mío y el de mamá!

 

—Él se quedó pensativo y aunque nunca lo externó, si llegó a preguntarse: ¿Acaso, esta petición no será un plan con maña, de mí cuñada Arcehelia o de mi esposa Ilehana?

—Nosotros los observadores, los incondicionales, tenemos entendido, que por su magnanimidad Shanohok lleva en su alma los sentimientos que se expresan en las obras maestra: el gusto claro y preciso por la grandilocuencia, por lo esplendoroso de sus sentimientos que él representa, por el teatro cotidiano de lo social, de sus costumbres; por lo que constatamos, sin dejar de encontrar en su semblante ni siquiera la sombra de la duda, más bien irradiaba una luz de una alegría incandescente.

Además, ¡sí!... Por qué no decirlo, sabemos que Shanohok en su larga vida ha llegado a gozar de la naturaleza con un sentido pervertido, sin normas ni ataduras; en cambio Ilehana, con su inocencia y su sensibilidad femenina, de familia bien, había encontrado en el encanto de las estaciones pasadas,  el conformismo guardado por más de diez años. Ella estaba segura y convencida, de que ya no se presentaría otra oportunidad, más que para perfumar la alegoría de una pareja incompleta.

Hoy Shanohok quiere darle su total anuencia; y esfumar la imagen que por mucho tiempo él había conservado el sabor de boca, en el gusto amargo del paladar y a la vez dulce de toda aquella melancolía en torno suyo, como producto de su inmarcesible resistencia. Sin embargo, tres días después de meditarlo profundamente, con la expresión infinita que se manifestó en su frente y en sus inexpresivas facciones. Aquella mañana tan especial, Shanohok tomó el teléfono sin más preámbulos, seguro de sí mismo, y se comunicó con Ilehana a su trabajo, para infórmale que haría lo necesario para adquirir la documentación indispensable, y así poder iniciar los trámites de la boda religiosa, que ella tanto había soñado.

— Shanohok, le dijo a Ilehana que, para obtener esos documentos, tendré que ir a Michoacán, a buscarlos de inmediato; si no me voy hoy mismo, será imposible conseguirlos desde aquí. Por lo tanto, es indispensable que viaje este mismo día, para obtenerlos lo más pronto, de lo contrario tendrás que olvidarte de tus deseos. Yo no conozco el lugar físicamente, jamás estuve ahí pero mi hermano Hipolihto si ha estado allí en alguna ocasión.

 

Ilehana a pesar de lo irritado de sus ojos llorosos y cansados mostraba en su mirada la alegría, más obvia que sus lágrimas, las que dejaba correr por sus mejillas, algunas gotas perladas y espesas, por la emoción incontenida de las noticias.   

—Yo estoy feliz con semejante noticia, pero al mismo tiempo me quedaré muy preocupada por lo expuesto del viaje, aún no doy crédito a tales albricias; las que por encima de mi alegría y de mi llanto he agradeció a Dios profundamente. Sin embargo, a pesar de mis miedos animé a Shanohok para que pudiera ir a buscar lo que él se había propuesto, sin más presión que la personal. Le recomendé a Shanohok que manejara con cuidado, pues a pesar de mi inquietud por lo peligroso que ese viaje significaba para él. Sobre todo en el periodo más exacerbado, en el que el gobierno federal le había declarado abiertamente la guerra al terrorismo y a los cárteles del narcotráfico, sin impórtale las “muertes colaterales”, como lo hizo saber públicamente el Presidente de la República.

─Para mí lo confieso, dijo Shanohok, tampoco, fue nada fácil tomar tal determinación; aunque ello contraviniera mis principios ideológicos  y mí pasado  político de juventud, como activista en contra del sistema que prevalecía en la región. Periodo al que me involucré en los años sesentas, y por lo   que fui perseguido político; en aquel entonces, por todas las policías y el ejército. ¡Yo me enfrenté por convicción propia, en contra de la injusticia del gobernador del Estado!

—Él sabía que en el fondo esa fue la razón por la que su padre cambió sus papeles oficiales. Además, esa, fue, según su madre, la razón poderosa, en aras de protegerlo, por lo que su padre destruyó la evidencia, y con ello los antecedentes de identidad oficial, inscritos en Acapulco, tales como: acta de nacimiento, boletas de bautismo y confirmación, así como otros documentos oficiales: escolares y cartilla militar, etc.

 Pero sin embargo, por otra parte su padre, a pesar de las dificultades, logró rehacer toda la documentación,  en un lugar distinto y desconocido por el propio Shanohok: Proceso que sólo fue conocido secretamente, por sus padres y hermana mayor, ellos eran los únicos que sabían dónde se encontraba registrado Shanohok por segunda vez; dicha  documentación fue rehecha  en Huetamo de Núñez; un pueblo miserable y abandonado en el estado de Michoacán; lugar enclavado cerca de la frontera del Estado de Guerrero; en la región conocida como Tierra Caliente, sólo allí, su padre pudo proteger la integridad de Shanohok con nuevos documentos de identidad. En la actualidad Huetamo, a pesar de que ha crecido y tiene un desarrollo económico prospero, no deja de ser un pueblo grandote, en vías de desarrollo, pero con sus propias limitaciones ancestrales. Sin embargo, Huetamo es un lugar inconfundible, tiene la característica sobresaliente, que   le da su propia fisonomía a distancia: se trata de la montaña rocosa conocida como el Cerro de Dolores, es una conformación geológica parecida al espinazo del diablo.

—Por mi parte nos dice Shanohok, yo, siempre me he cuestionado en silencio muchas veces: ¿por qué mi padre hizo este trámite sin consultarme?, ¿por qué en ese lugar perdido e inhóspito, donde todo es desolación e incordio para el espíritu; ¿por qué en un pueblo abandonado de la mano de Dios?  En varias ocasiones cuestioné a mi familia, ¿por qué me quitaron el privilegio de ser acapulqueño sin mi consentimiento? Pero la respuesta siempre fue: “por seguridad; porqué tu padre, en el periodo de su juventud, fue juez en aquel lugar y tenía allí, los mejores contactos y la mayor seguridad, ya que hacer  este trámite costó mucho dinero y no fue nada fácil y sí, muy peligroso por la  ilegalidad que ello significó”.

—Pero no solamente se pregunta Shanohok. En la actualidad también, muchas personas, seguramente se preguntarán por qué tanto misterio, qué actitud tan grave llevó a su padre a tomar tal decisión. Ustedes los lectores al igual que otras personas, merecen una explicación más clara de los hechos.

—Esto no es nada misterioso ni del otro mundo, supuestamente, ¡así lo externó Shanohok!... Él nos dice: que en aquel periodo, todo se generó por la soberbia gubernamental, ya que la entonces máxima autoridad del estado, no soportó la intromisión de un estudiante, que como una piedra en el zapato le causara tanto daño, en los albores de su mandato.

En primer lugar, se estableció a partir de la amenaza gubernamental hecha a mi padre, el rompimiento amistoso entre el gobierno y mi padre en 1959, ya que el gobernador del Estado no soporto mis protestas y denuncias. Y, en segundo lugar, la preocupación de mi padre, al saber que el gobernador giró órdenes al jefe policiaco, para “que me borrara del mapa”. Todo ello se debió, en primer lugar, a mi actitud contestataria y de rebeldía en contra del ese gobierno, lo que me pareció el resultado lógico y coherente de mi educación política. En la que incluyo la influencia inculcada por el abuelo Max, y por otra parte también, el pensamiento ideológico de mis maestros y amigos: Luis Arenal, José Jacobo, Guillermo Monroy y Macrina Rabadán entre otros. Todos ellos gente de izquierda. Además de la solidaridad con mis compañeros de prepa, los que ejercieron y generaron sin duda un influjo poderoso en mí toma de conciencia. Así como a mis guias espirituales; me refiero en especial a las crítica de Marx, de Smith, y de Ricardo, así como del resto de los economistas burgueses, en la que residen los análisis económico que son ahistóricos (y por lo tanto, necesariamente idealista). En principio fue la teoría marxista la que me llevó a involucrarme en una lucha concreta en contra de las arbitrariedades de un gobernador dipsómano y espurio, que dejó una huella de lesa humanidad; terriblemente sangrienta e indeleble en los guerrerenses.  Por lo tanto, mi convicción poco a poco me arrastró a un combate frontal, que en lo personal, me causó graves problemas existenciales. Por lo que tuve que emigrar al extranjero.

—Sólo un número reducido de personas conocieron la terrible y discreta realidad de Shanohok; quien fue un estudiante activista en su época de juventud. Y combatió al gobierno desde la trinchera de la escuela de Artes. Así dio inicio su lucha, cuando fue presidente de la sociedad de alumnos de la institución artística que en aquella época se quedó sin sede en el puerto, y que tuvo como trasfondo una venganza en contra de Macrina la diputada Federal. —Por mí militancia nos dice Shanohok: yo continué en la lucha al lado del profesor Genaro Vázquez; situación que le acarreo graves problemas existenciales, también, tales como el asesinato de su padre en 1962 el cual fue maquillado como un homicidio del fuero común,  y seis años más tarde,  el inevitable exilio voluntario por algunos años a partir de 1966; mientras en el Estado se asentaba el fango político.

—Es así como Shanohok, al recordad la persecución del gobernador y bajo tales circunstancias, finalmente se conformó y aceptó de buen grado, aquella decisión tomada por su padre, la que por razones de seguridad nunca se hicieron públicas.

—¡Ciencia o ficción, o cruda realidad; una coincidencia o un producto de la imaginación creativa!...

Pero ahora a tantos años de distancia, sin la certeza de que la documentación sea falsa o verdadera y, sin saber si se encontrará en ese lugar supuestamente indicado, Shanohok decidió iniciar la búsqueda de tales documentos en Huetamo de Núñez, en Zirándaro, en San Lucas sin éxito.

—Por su acuciosa e inquebrantable inquietud intelectual, consideró indispensable hacer del conocimiento de todos que el nombre del lugar, del cual ahora es originario. Shanohok nos informa que Huethamo es una palabra de origen chichimeca, que quiere decir “cuatro jefes”. Aunque otros autores le dan el significado de “vienen cuatro”, también del chichimeca “hue tamu”.  Por otra parte, insistió en hacer de nuestro conocimiento, que en la época prehispánica, éste lugar fue sometido al señorío de los tarascos. Después de la muerte del gran Tariácuri; al fraccionarse el señorío, Huethamo pasó a formar parte del señorío de Coyucan, y fue gobernado por Hirépan, y se convirtió posteriormente en un centro económico y político de importancia.

—Sabemos que Huethamo, este paramo tarasco, se encuentra localizado al sureste del Estado de Michohacán, a una altura de 280 metros sobre el nivel del mar.  El lugar está limitado al Norte por Carácuharo y Tiquicheo, al Este por San Luhcas, al Sur por el Estado de Guerrero y al Oeste por Churumuhco y Turicahto. La distancia entre Huethamo e Iguhala es de 210 kilómetros., aproximadamente y se llega por una carretera angosta y muy accidentada.

—El trayecto por carretera nos dice Shanohok, que él y su hermano hicieron, lo realizaron en cinco horas aproximadamente a partir de la capital morelense, debido a lo sinuoso del camino entre Iguhala y Tlapehuala. Salí a las cinco de la mañana de Cuernahvaca, en compañía de mi hermano menor Hipohólito y de mi hermana mayor Reheyna, quien era la que más conocimiento tenía de la zona y del lugar donde se encontraba supuestamente la documentación.

—Por su lado, comentó mi hermano: Yo  soy Hipohólito, pero mis amigos  y familia me llaman Poholi, me caracterizo por ser impulsivo en todos los aspectos, pero en particular, por  manejar en forma agresiva y arrebatada; mi manejo a gran velocidad es quizá imprudente; y la velocidad que acostumbro le crispa los nervios a cualquier persona, por muy calzonuda que ésta sea;  pero en esta ocasión Shanohok no tuvo otra alternativa, tuvo que soportar y aceptar mi estilo desmedido y  mi forma de conducir, todo el camino, ida y vuelta.

A pesar de haber manejado mi hermano Poholi, a una velocidad promedio de 110 kilómetros por hora, en esta carretera logramos hacer cuatro horas, por un camino muy serpenteado con demasiadas curvas, el que comenzamos a subir por la carretera número 51, desde el valle de Iguala. A partir de aquí, comenzó Poholi a ascender por la empinada sierra, hasta alcanzar Teloloaphan. Él no pudo sobrepasar los ochenta kilómetros por hora, ya que el camino se volvía cada vez más accidentado, y las curvas, se sucedían muy cerradas a cada tramo. Esa fue la tónica durante todo el trayecto hasta llegar a Arcehelia; a partir de allí, el camino era menos accidentado. Tres horas y media después, por fin, llegarnos a Ciudad Altamirhano alrededor de las ocho de la mañana. Ahí cargamos gasolina para continuar hacía Huethamo de Núñhez. Media hora después decidimos pararnos en el mercado de San Lucas, donde desayunamos y descansamos un poco de la tensión del viaje; para después continuar nuestro camino.

─¿Quieres manejar, me preguntó Poholi?

─¡No, gracias!, prefiero que tú lo hagas; yo no conozco las reacciones de tu vehículo...

Al arribar a nuestro destino constatamos que hoy en día Huethamo ha crecido bastante, ya tiene más aspecto de ciudad que en 1959. La entrada principal y las calles en torno de la plaza principal, estaban llenas de puestos informales, así como de comercios fijos en accesorias de todos los tamaños. Al llegar al centro, nos instalamos en un pequeño hotel frente al Portal Hidalgho y posteriormente desayunamos opíparamente, con jugos, frutas de la estación, y disfrutamos del platillo tradicional de la localidad, conocido como aporreado.

En el restaurante me informaron, como podía llegar a la iglesia principal, a la que después nos dirigieron los tres hermanos; esperanzados en resolver nuestro trámite lo más rápido posible. Ahí nos pusimos en contacto con la señorita Agustina Ortega, la responsable de la oficina de la parroquia San Juan Bautista. Para mí era imperioso obtener la documentación necesaria lo más rápido posible, para poder regresar ese mismo día, dada lo supuestamente peligroso de la zona de Tierra Caliente, copada por la “Familia michoacana”.

De inmediato comenzaron los dos a buscar, en los libros que nos había proporcionado la persona en cargada. Para nuestra mala suerte no encontramos nada en la fecha que proporcione a la señorita Ortega, que fue el 20 de abril 1939. La supuesta fecha, que previamente recordaba mi hermana Rehina, fue esa o muy cerca, en la que debía estar registrado.

Desgraciadamente, la búsqueda fue muy difícil, ya que muchas de las hojas estaban hechas pedazos, algunas páginas estaban muy maltratadas por manchas de humedad, otras pegadas y muy borradas e ilegibles. ¡Desgraciadamente!, nada se pudo encontrar esa mañana....

─Shanhok preocupado preguntó a la empleada de esa oficina, ¿qué se podía hacer en estos casos?

─A ella se le ocurrió que la única solución era hacer una Acta Supletoria de Bautismo, en la Diócesis más cercana, que estaba en Ciudad Altamirano, Guerrero. Ya que la del estado de Michoacán, se encontraba en Morelia, bastante más retirado del lugar. Pero para mí mala suerte, ella me informó que sería hasta el día siguiente; ya que ese día 10 de diciembre 2010 el Pbro. Juan Hernández Pelayo, vicario general de esa diócesis, quien autorizaba el pliego supletorio, no se encontraba en Ciudad Altamirano; la razón fue que él había viajado a Toluca, porque había acompañado al obispo del lugar, a un sepelio familiar y regresaría hasta el día siguiente.

Mientras ella elaboraba la solicitud del pliego petitorio, llegó un visitante a la oficina parroquial, quien traía el diario “La Prensa” en la mano y, mostró a la empleada las fotos del sitio de Morelia, que duró varias horas. La ciudad había sido tomada por los Cárteles de la Familia Michoacana. Al enterarse de la noticia, la señorita Ortega preocupada, salió corriendo para comunicarse con dos de sus hermanas que vivían y trabajaban en Morelia. Después de media hora regreso y comenzó a escribir el documento indispensable; ella me preguntó: ¿cuándo lo bautizaron señor Shanhok y, quién fue el párroco que llevó a cabo el bautismo?, —pregunta que no pude responder. Además, la empleada con la angustia de las noticias recibidas, y por negligencia, me entregó por la tarde, el pliego petitorio, sin fecha y sin el nombre del párroco.

—¡Yo, pretendí no darme cuenta!.

—Señor Shanhok, me sugirió la señorita Ortega, les recomendó no viajar en automóvil, ya que en la actualidad es muy peligroso, por tantos asaltos y secuestros, que aquí se está realizando con mucha frecuencia; Yo les sugirió que viajen a Ciudad Altamirano en autobús. Estos salen de la plaza principal cada hora. Tienen que regresar por la tarde por el pliego petitorio para que lo firme el párroco de San Juan Bautista, él sólo asistía por la tarde. —Está bien le dije. Y por la tarde lo recogí sin contratiempo.

—Al día siguiente mi hermano sugirió que viajáramos en nuestro automóvil, que sería mejor por cualquier contratiempo; así lo hicimos. Estuvimos en la Diócesis a las diez de la mañana. Desgraciadamente por la falta de fecha y la del nombre del párroco, no me lo firmaron. Tuvimos que regresar a Huethamo para que nos pusieran la fecha y el nombre del párroco que me había bautizo hace setenta y un años. 

Al salir de la Diócesis de Ciudad Altamirano, ante la tal negativa del Presbítero, Poholi me sugirió que para no ir hasta Huethamo y regresar nuevamente, que era preferible buscar aquí, quien nos preste una máquina de escribir para inventar la fecha, y poner cualquier nombre, correspondiente al párroco de aquella época. ¡Nadie lo va a notar me dijo! Por fuerza, era indispensable poner el nombre correcto del párroco que efectuó tal bautizo y es probable que descubrieran la irregularidad. Razón, por la que me negué a realizar tal fraude. Molesto por la propuesta, le dije a Poholi, que, si él no quería hacer lo correcto, que yo prefería que regresaran a Cuernavaca, que yo continuaría el viaje solo, haciendo en el transporte público; hasta conseguir el documento de manera legal. Sin embargo, contrariado mi hermano, acepto a regaña dientes, un tanto cuanto molestos, proseguir los tres juntos. Así realizamos el viaje sin dirigirnos la palabra; una vez más de regreso a Huethamo. Hasta hora, nadie se atrevió a hacer comentarios. Reheyna por su lado, sólo escuchó la discusión y prefirió hacer mutis a tal controversia.

¡Viajamos alrededor de cuarenta kilómetros, hasta que sucedió lo inesperado y trágico!. ¡Nunca nos imaginamos lo que nos iba a suceder a pesar de las advertencias y de los riegos que implica el viaje!...

Media hora después de recorrer el solitario camino, al salir de una serie de curvas, fuimos interceptados por dos camionetas Suburban, con seis individuos con pasamontañas y fuertemente armados, que nos obligaron a bajar, haciendo veinte mil preguntas. Después de algunos kilómetros nos sacaron de la carretera y nos introdujeron por una brecha de tierra suelta; nos llevaron amarrados, con las manos atrás de la cintura, y cubiertos de los ojos.

Mi hermano como siempre, imprudente y soberbio, comenzó a protestar e insultar a los secuestradores, diciendo: ¡por qué nos detienen hijos de la chingada, no saben con quien se están metiendo!...

—¡Cállate, imbécil!, porqué te vas a tragar todas las palabras que estás diciendo, de inmediato le dieron un golpe en la cara y un culatazo en la boca del estómago, lo sentaron en un rincón de la camioneta, junto con su soberbia, su imprudencia y valentonería.

 —Sus ojos echaban chispas por su estupidez y por las comisuras escurría dos hilos de sangre espesa; la doble forma de que estábamos rodeados los tres, era como un prisma engañoso a través del cual intentaba imaginar sus verdaderos rasgos. La malevolencia de uno y otro era exagerada. Por cierto, muy a pesar mío; la agresividad del otro finalmente concluyó con ese fuerte golpe que recibió mi hermano como si se hubieran enfrentado el jefe de los facinerosos con el rey de los imbéciles.

Por lo tanto, nuestra situación a cada momento que pasaba, nos encontrábamos entre amenazas, golpes, sometimiento y violencia extrema; las características y consecuencias de secuestro representan una amenaza a la estabilidad del secuestrado. Yo trataba de calmar a mi hermano para evitar una mayor agresividad.

Sin embargo, era consciente que el secuestro de personas conlleva a la obtención de grandes recursos económicos, por lo que la proliferación de organizaciones delictivas dedicadas a esta actividad ilícita ha ido en aumento, convirtiéndose en una verdadera industria delictiva. Por ello debe combatirse en todas las formas posibles, medios y recursos a este tipo de delincuentes, que en su actuación no tienen ninguna conmiseración para sus víctimas. Quien no han sufrido este tipo de violencia no saben lo que dicen al pedir que se deje de combatir.

Poco después, a unos tres o cuatro kilómetros aproximadamente, nos bajaron a empujones y patadas, y nos metieron a una cabaña poco acogedor. Nos aventaron a los tres en un rincón de esa choza que sólo contaba con un cuarto y un tejaban cubierto de palma como pórtico. Fuimos arrojados sobre un petate sucio y ensangrentado, extendido en el suelo, —que pude constatar más tarde, cuando nos liberamos de las ataduras y vendajes—.

El lugar, a pesar de no poder verlo, nos daba la impresión de ser un espacio muy miserable, la choza era de adobe sin revocar con techo de paja, por su tamaño y la textura de sus muros, que logre tentalear con las manos atadas a la espalda, sin que los secuestradores se percataran.

—Por su lado, Poholi, murmuró preocupado, a pesar de estar amordazado y más molesto que antes, me dijo al oído: ya ves, ¡si hubiéramos hecho las correcciones en Ciudad Altamirano como te lo propuse, no estaríamos en este momento, en esta situación! ¡Ya sabías lo peligroso que era este camino! ¡Y todo, por esta maldita boda!

—¡Escúchame, hermano! ¡yo no soy adivino!.. ¡Ni modo, lo hecho, hecho está!, quién se iba a imaginar lo que nos iba a suceder, pero evitemos esta aporía que nos lastime.

─¡Qué terrible tragedia, dijo Rehina!... ¡Pero por favor!, no se peleen nuevamente, mejor hay que rezar y encomendar nuestra suerte a Dios...

─¡No estoy rehuyendo mi responsabilidad Hipohólite, le dije con un tono de voz que mostraba mi disgusto!... ¡Reconozco que fue mi culpa, les dije! En realidad, fui yo quien les pedí que me acompañaran y los arrastré a esta desgracia, lo cual lamento mucho. ¡Les ruego me disculpen los dos! ¡En este momento salen sobrando los reclamos!...

Por algunos minutos pensé en mis adentros: ¡Qué pena!, porque ahora, creo que ya no hay en mí, lugar para el arrepentimiento ni para lamentarme de esta desgracia tan profunda y terrible. Sentado y apoyado con la espalda sobre el muro y las piernas de lado, me resigné persistente como una añoranza. Mi preocupación fue dejar todo volando por falta de testamento. ¡No daba crédito a mi mala suerte y a mi falta de previsión! En consecuencia, sentía, el vendaval de mi desgracia y la de mis hermanos, que turbaba el encuentro mismo de la reflexión óptica de nuestra realidad.

—¡Qué le vamos a hacer, murmuro Rehina, el destino es así!... Los accidentes en la vida no llegan solos, ni tienen ya ningún contexto, no hay más jerarquía que la suerte manifiesta: nuestro destino se cruzó entre la ruta, y los campos de cultivo. de este solitarios camino, entre los taludes de las montañas pelonas, en donde la mirada panorámica, pierde su mayor poder, que consiste en organizar el pensamiento como una yuxtaposición de funciones. ¡Creo que en estos casos no se debe perder nunca la fe; seguramente eso es lo que estás pensando mi hermano Shanohok en sus adentros!...

 —Mientras tanto en aquel lugar del aseguramiento donde nos encontrábamos como rehenes; habían transcurrido ya seis horas, cuando de improviso, llegó otro grupo, supuestamente se trataba de algún jefe inmediato. Entre las voces, escuché una voz femenina que dijo: ¿Qué me trajeron de nuevo?

─Únicamente estos tres imbéciles dijo uno de los tres hombres que se habían quedado en el lugar, ¡esto fue lo único que pasó por allí!

─¿Qué andan haciendo por aquí, nos preguntó la mujer?

─Yo que era el responsable y el más tranquilo, la interrumpí y le dije: somos turistas que estamos de paso, “señora Bonita”.

─Al oír el piropo, la joven mujer se sorprendió y un poco nerviosa exclamó: ¡cómo dijo!

─ Yo repetí: “Señora Bonita” con más énfasis y agregué: ¡Por su dulce y armoniosa voz, tengo la impresión de que usted es una mujer muy joven y hermosa… ¡Señora yo soy pintor, un artista, y ellos dos son mis hermanos! ¡Perdóneme, pero!...   Yo tengo buena percepción de la bondad y generosidad con que la naturaleza dota a ciertas personas como usted, continué. ¡Sabe, tengo la impresión que usted es una mujer inteligente, qué no tiene mal corazón, concluí!

En los pocos segundos que me permitieron hablar, a pesar de que sentía que el cielo, la tierra y mi alma me aplastaban con su peso, toda mi humanidad. Con aquellas palabras amables intentaba sensibilizar y conservar la ecuanimidad de aquella desconocida mujer. ¡Nada perdía a esas alturas de nuestra trágica situación!

En ese momento, alguien imprudente interrumpió el dialogo llamándola Bonita. Ella enmudeció por segundos al escuchar la indiscreción de aquel hombre quien mencionó su nombre o su calificativo. Sin embargo, nuevamente insistió la misma voz que replicó. ¡Jefa perdone que la interrumpa! ‘Pero me acaban de llamar con urgencia de Apasingán, ¡ey!, nos informan que en estos momentos que han llegados muchos refuerzo al Estado, huy por todos lados muchos camiones con soldados, por lo que  el jefe mayor ordeno: ¡qué necesitamos irnos de inmediato de este lugar!....

─Mientras ellos esperaban la reacción y las órdenes de la Bonita, para saber qué actitud tomar. En ese preciso momento, sentía en mi alma, el peso de sus pisadas y el resuello de aquella mujer preocupada; también me imaginé que ella podía tener una estatura de un metro ochenta y cinco centímetros, aproximadamente, y un cuerpo delgado y esbelto con magnificas proporciones.  En concreto: muy sensual; además, por su voz creí adivinar que ella podía tener escasos veinticinco o veintisiete años de edad, pero sin alcanzar los treinta.

Por mi lado yo estaba muy nerviosismo y mi preocupación aunados al miedo, aceleraban y estimulaban mi imaginación y removían como un torbellino todos mis pensamientos pasados y presentes. Ensimismado en esa maraña de pensamientos; vino a mi memoria, lo que había leído con anterioridad en el diario El Universal del 13 de diciembre de este año, unos días antes de realizar este viaje. Se trataba de una pequeña nota sobre esta mujer, que si mal no recuerdo, decía más o menos, lo siguiente: "La Bonita, es otra de las reinas del narcotráfico mexicano. El cártel de La Familia Michoacana también tiene su propia ‘reina del crimen’. Según aquella nota periodística, su nombre es: Annel Violeta Noriega Ríos, la Chula o la Bonita, que es de origen sinaloense, y además, cuenta con 23 años de edad. Pero de ella poco o nada se sabía en la ciudad de México, hasta el pasado 30 de agosto, cuando la Procuraduría General de la República (PGR) ofreció una recompensa de cinco millones de pesos por su captura o por la información. Además, la Procuraduría General de la República, confirmó que ella está encarga de recibir, distribuir y comercializar la meta-anfetaminas procedentes de Michoacán, y las envía a Washington y a California, en los Estados Unidos.

Por otra parte, las autoridades mexicanas le atribuyen a la Bonita, ser el contacto directo del grupo michoacano con el cártel de Sinaloa y sus líderes, Ismael El Mayo Zambada García, Joaquín El Chapo Guzmán Loera, e incluso Juan José Esparragoza Moreno, alias El Azul, y con el ahora extinto Ignacio Nacho Coronel”.

Tengo entendido que sigue vigente la recompensa ofrecida por la información que lleve a la captura de esta enigmática mujer, que se sumó a la lista de féminas vinculadas al narcotráfico, y en la que también figuran: Sandra Ávila Beltrán La Reina del Pacífico; Ivonne Soto La Pantera, y Delia Buendía Mamá Baker, entre otras aguerridas y peligrosas féminas.

Mientras estábamos secuestrados, escuché la voz de alguien más del grupo, que entró y dijo tajante: “tenemos que deshacernos de estos sujetos Jefa, y debemos partir cuanto antes con dirección a Zirándharo y de ahí al cuartel general, así me lo informaron el jefe.

─¡Está bien!, dijo ella indecisa y contrariada. ¡Salgan y preparen todo, que yo me encargo de  la ejecución de estos estorbos!....

—Ella permaneció ahí, en el umbral del cuarto, un minuto aproximadamente que me pareció un siglo, e hizo salir a todo el mundo, mientras departió inevitablemente sus pensamientos con los nuestros. Su mirada barrió aquel espacio donde nos encontrábamos maniatados y con los ojos vendados; De pronto sentí un calosfrío en el cuerpo —como decía mi tía Sofía: sentí que la muerte me abrazo—, y en ese preciso instante pensé, que en cualquier momento iba a dejar de contenerse y dispararía sobre nosotros sin misericordia. Desde el suelo donde nos encontrábamos, yo escuchaba palpitar el corazón de la Bonita, como el vuelo armonioso de las mariposas; suspendido en el instante, en que tenía que tomar una decisión importante; en esos momentos me pareció que aceleraba el sonido de sus palpitaciones debido a la adrenalina que sus cuerpo generaba; ella exhalaba   profundo y largamente, después, sus pensamientos se debilitaban en su ser y no se decidía a disparar contra nosotros.

─¡Señora Bonita, le dije!: si nos deja con vida,  me gustaría en un futuro, hacer un retrato al óleo de usted. ¡Por favor!, sólo le pido que permita al menos, ver por cinco segundo la belleza de su cara, antes de que se retire o nos quite la vida!. ¡No le pediré nada más, y tenga la certeza, que cualquier decisión que tome, no correrá ningún riesgo con nosotros! Yo pensé en ella más que en la muerte, por si acaso su alma estuviese abierta y quisiera penetrar en la mía.

Intuí, por lo recio de su carácter y el tono de su acento; tenía la certeza por el ritmo cadencioso y golpeado de su conversación que se trataba de una mujer sinaloense autónoma; con muchas agallas. Sus pasos se detuvieron en el umbral del cuarto, allí donde la apropiación del espacio se quedó suspendida, y la percepción de ella misma: asombraba. En ese instante percibí, todavía con los ojos vendados, la sensación global, y al igual que yo, permaneció por segundos: segura, apacible, inmóvil y afable. Sentí que los pensamientos de ella y los míos, ambos se manifestaron en una dilución infinita.

─¡Eso pudo ser posible  artista, me dijo en un momento tan angustioso para nosotros!...

¡Ella nos dijo, no los voy a matar!... Les dejaré un cuchillo, para que se desaten... ¡No se espanten!, voy a disparar al piso. Y cuando nos vayamos ustedes se desatan y se van por donde vinieron, su vehículo está intacto atrás de la casa, ¡si un día puedo!, me pondré en contacto con usted, no olvide que conservaré sus datos y dirección por lo que me puedan ser útiles. Todas sus pertenencias están en el vehículo intactas, sobre el piso con los demás documentos. ¡Que tengan buen viaje, y no se siga exponiendo artista! ¡Ahí están sus pertenecías suerte artista, repitió!

─¡Muchas gracias señora Bonita, que Dios la proteja siempre!

─¡A dios artista, cuídese y, no vuelvan por estos lugares!.... 

 ─La voz de aquella mujer se extinguió poco a poco en mis oídos como una melodía, así como los motores de sus vehículos, que se perdieron a lo lejos. Solamente seguía escuchando el murmullo de los rezos de mi hermana Reheyna que balbuceaba y a Poholi, por su lado, le seguían  castañeando de los dientes a pesar de tener la boca tapada con un lienzo negro, los tres bastante entumidos y aún asustados, no dábamos crédito, al efecto que le causé en esa mujer, que no me permitió conocerla personalmente.

Lo que acabábamos de vivir fue lo que nunca vieron nuestros ojos, por estar vendado; quizá fue la muerte anunciada, que no pudo constatar las vidas.

Pero yo que viaje por los confines de mis pensamiento, sí llegue a percibir  cuando ese esqueleto descarnado vino hacia nosotros poco a poco, y como una auto-defensa me negué a verle la cara de frente;  pero debo aceptar que en segundos, sí sentir la  presencié súbitamente, ella se deslizó frente a mí, paso a pasito, hasta exacerbar mi paciencia, con la última sílaba que el tiempo escribió en mi mente.

Después de tranquilizarnos completamente, nos desatamos, y poco a poco nos fuimos incorporando a la luz diáfana, aún con un temblor de piernas incontrolables, y poco después, cuando el susto había pasado, continuamos nuestro camino con dirección a Huethamo. Sólo conservé, como ella: como la Bonita, un recuerdo dulce y poco cálido, que se extendía hasta el infinito, en una perspectiva diferente a la de mis hermanos. Pero para mí, era más vasta que el extremo de la solitaria flora y del cielo que yo deseaba alcanzar en un sólo impulso. Ella me sedujo en aquellos minutos tan desagradables; al principio sentí remordimientos atroces, al hacer estas confesiones que son comprometedoras. Pero todos esos sentimientos no fueron más que un sueño producido por la ebriedad imaginaria y del miedo inflamado y cruel que estábamos viviendo en nuestro cautiverio; como un efecto de imágenes residuales que brotaron de mi conciencia. Finalmente acabé por habituarme a esos remordimientos que fueron disminuyendo después del susto, el que también se fue atenuando con el paso del tiempo y los kilómetros recorridos.

Al salir indemnes de aquella amarga pesadilla, de inmediato nos subimos a nuestro vehículo, con los últimos rayos de sol que caían sin tocar los troncos de los árboles, sólo teñían las ramas colgando como guirnaldas de luz, sobre aquellas balaustradas de montañas áridas; pero entre los matorrales desérticos como su propio suelo, sólo se distinguen a intervalos, entre el follaje de la hierba, los árboles de amate, copal, cuajiote, organeras y huizache, así como algunas palmeras de cocoteros. También vemos cruzar sobre el ardiente pavimento de la carretera: iguanas, serpientes, lagartijas, liebres, o conejos, lo que distrae nuestro desagradable disgusto y el mal rato que pasamos. Únicamente las flores silvestres: moradas, amarillas, blancas y rosa brillante sobre la faz desolada de la carretera; de alguna forma este paisaje daba muestra de vida y alegría.

Media hora de después, sin pronunciar palabra, Rehyna comentó: ¡Dios nos hizo el milagro y mis rezos ayudaron para que nos dejara vivos, no cabe duda que tu profesión y tu sangre fría nos salvó la vida! Poholi por su lado agregó, disculpa mis enojos hermano, no cabe duda que tu experiencia, tu inteligencia y audacia fue nuestra salvación.

─¡Por ahora, yo sólo deseo que al llegar a la Huethamo nos echemos un trago para quitarnos lo amargo de la boca, les dije! Mientras dejamos en aquel paramo todos nuestros ayeres; en el camino reflexioné cómo por cuarta vez me he salvado después de encontrarme con la muerte frente a frente —una vez ahogado, otra perseguido por mis ideales, la tercera en un avión que no tomé en Varsovia y esta última—, porque la vida no es más que una sombra errante, que se diluye con nuestros pasos.

Al llegar, nos dirigimos al hotel para darnos un baño y cambiarnos la ropa sucia, ensangrentada y maloliente, para después ir a comer, mientras abría la oficina de la parroquia, y poder corregir el pliego petitorio, que tanto necesitaba, para la boda. ¡Aun resiento las emanaciones de nuestras vivencias y esos ángeles exterminadores que se llaman recuerdos, denominados por la voluntad de pensamientos cruzados, llenos de maldad!

Poco después, mientras comíamos, pensé lo que tenía que decir a la empleada de la parroquia; mientras tanto escuchábamos en la Rock-ola ─sinfonolas─ del restaurante, algunos sones de Isaías Salmerón Pástenes. Saben él es un músico de origen indígena, nacido en Tlapehuala, Guerrero, hombre de cuna humilde, pero de fantásticos alcances creativos que no tuvieron límites. Su obra fue versátil, pues lo mismo compuso un son, un gusto, valses, polcas, poesía, y hasta una obertura titulada: “El célebre.”  Don Isaías ideó una clave a base de símbolos para “escribir” sus obras. En una ocasión él estuvo tocando sus obras musicales en una fiesta en la casa de nuestros padres, en compañía de los hermanos Torres-León originarios de Los Placeres del Oro, originarios también de esta zona de Tierra Caliente.

A las cinco de la tarde llegamos a la parroquia, de inmediato le expliqué a la secretaria que era indispensable la fecha, pero que ya me había confirmado por teléfono, que en realidad no fue el 20 sino el 12 abril de 1939, la fecha de mi bautismo.

─ La empleada de la parroquia me dijo: ¡Tengo que ver si en realidad hubo bautismos ese día!, —arguyó, segura de sí misma. Su respuesta me preocupo, porque la fecha del 12 de abril, se me había ocurrido en ese momento para obtener mi objetivo, y temía que ella descubriera mi engaño, lo que sería contraproducente para mi propósito.

—Al buscar en los libros, mi hermano y yo, descubrimos que en esa fecha sólo hubo un bautismo, pero no fue el mío. Como le explique a usted, estoy seguro que fue en esa fecha, y que no sabía porque no estaba registrado en el libro.  Al ver mi preocupación, finalmente se convenció y accedió corregir la solicitud con esa fecha. Por suerte llegó una muchacha enanita de unos veinticinco años, que traía el comprobante de haber sido bautizada y no se encontraba registrada en los libros. Esto convenció más a la empleada sobre mi caso.

Al día siguiente los tres, regresamos a la Diócesis de Ciudad Altamirano. Finalmente, obtuve la autorización del Pbro. Juan Hernández Pelayo, y de inmediato regresamos a Huethamo. Por la tarde nuevamente regresamos a la iglesia donde finalmente nos extendieron los documentos anhelados. Más tarde tomamos el camino de regreso, procurando porque tenía que pasar por aquel lugar fatídico y después a Ciudad Altamirano, antes de que se iniciara el toque de queda, que estaba previsto a las siete de la noche, debido a la inseguridad y violencia. 

En Ciudad Altamirano cargamos gasolina, y ya oscureciendo —19:30— salimos rumbo a Arcelia sin parar, con un tránsito muy cargado. A partir de allí, fue bajando la circulación y nos fuimos quedando solos en ese peligroso camino, donde los asaltos están al orden del día. De pronto una camioneta pick up, nos cruzó a toda velocidad, y se alejó a unos cien metros de distancia. Fue entonces que se me ocurrió pedirle a Poholi, que lo alcanzara y no se despegara de ella, para no viajar solos.

Al fin de regreso en mi casa, feliz de regresar sanos y salvos, pude comentar nuestra amarga pesadilla y también logré hacer los trámites para cumplir el deseo de Ileana.

—Sorprendente, la boda finalmente se celebró el martes 28 de diciembre —día de los  “inocentes”—, la cual tuvo lugar en la iglesia de San Antonio de Padua, así pudieron formalizar Shanohok e Ileana, la unión ante una autoridad externa que reguló y reglamentó el procedimiento religioso, el cual generó compromisos moral entre ambos. Fue una ceremonia sencilla y familiar. Por lo que hicimos caso omiso del protocolo acostumbrado. Muchas son las tradiciones que sugiere este trámite, lo que se debe hacer en cada etapa de cada boda; desde su organización, la vestimenta, el festejo y hasta la luna de miel.

Por suerte aquella amarga pesadilla de Tierra Caliente, no tuvo nada que ver con las supersticiones que rodean a la celebración de un matrimonio a pesar de los   diversos orígenes y fundamentos. Cabe señalar que en esa boda no se tiró arroz (u otros granos sobre los recién casados) después de la ceremonia de la iglesia, porque a nuestra edad, la semilla, ya no representa la preocupación por la descendencia. Nos pasamos por el arco del triunfo toda la simbología nupcial. ¡Fue una boda muy agradable y liberal!

—A parte de la ceremonia, surgió lo imponderable, la interpretación de (La Hochzeitsmarsch con brío) que el organista interpretó. Me refiero a  La Marcha nupcial de Félix Mendelssohn, una de las piezas más conocidas de su suite de música incidental, la cual  forma parte de la obra homónima de Shakespeare “El sueño de una noche de verano”, (op. 61), escrita en 1842,  

En particular, yo hubiese preferido la marcha nupcial  compuesta entre 1785 y 1786 por Mozart, aquella que aparece en su ópera bufa <La boda del Fígaro>, la que tantas veces al escucharla en mi soledad, mi corazón palpitó con una expresión vivas, y con ello llegué a comprender el secreto de los goces que la naturaleza y el arte prodigan; palpitaciones que no se habían manifestado hace mucho tiempo. Y sin embargo, debo aceptar que esta obra jocosa a pesar de ser poco frecuente, debió ser interpretada en mi boda, debido al carácter más alegre de su melodía. Pero también, debo admitir que no tuve el coraje suficiente para imponer mi voluntad ególatra, pero en el fondo de mi corazón me hubiese gustado que la de Mozart, hubiese sustituido a la de Mendelssohn.

La partitura de Mozart me sigue murmurando todavía en el oído, aún fuera de la iglesia; además, con el paso de los años todavía no ha dejado de embelesarme con su aliento; esa célebre melodía que invitaba al baile, después de la recepción en nuestra casa de Peonía. También fue hermoso escuchar la Oda a la Alegría, obra escrita por el poeta Friedrich von Schiller en 1785.

El Himno a la Alegría como también se le conoce, inspiró a Beethoven en 1792, cuando tenía 22 años, fue entonces cuando él conoció la obra y enseguida quiso musicalizar el texto, surgiendo así su Novena Sinfonía en RE Menor, Op. 125 cuyo movimiento final es para coro y solistas. ¿Quién no recuerda esta parte de la introducción de Beethoven:

Quienquiera que logre el gran éxito

De ser amigo de un amigo;

Quien consiga una dulce esposa,

¡Que entremeta su júbilo!...... etc.

Toda esa fantasía y ese arte de organizar sensible y de esa combinación coherente de sonidos y silencios utilizando, sobre todo los principios fundamentales de la melodía y la armonía que se seguía gestando en la imaginaria de mis pensamientos. Todo eso me llenaba de felicidad al igual que a Ilehana y a las familias de ambos; a tal punto que, me imaginaba como si fuera un sueño, como se colocaban las parejas adecuadamente para disponerse a bailar una bolera, como las usadas en las  danzas del siglo XVIII. ¡Qué momento!, el que ya se apuntaba como el preludio de mis ilusiones. Debo reconocer que después de diez años la Oda de la Alegría de casados por el civil aún sigo amando a Ileana, como el primer día. Sin embargo, creo que las personas que aman no deberían decir te amo, sino más bien cuando realmente lo sentimos, y sí lo sentimos, deberíamos decirlo muchas veces con lo estoy confesando en este momento, porque mis deseos son como el viento que está socavando al igual que el perfume de las flores, para dispersar su aroma sobre nuestro nido nupcial. ¡Convencido, así lo pienso, que éste es un breve final amorosamente orquestado, para finalizar el sainete temperado de mi boda: ¡la Boda de Shanohok!

México, D.F. a 20 de abril de 2011

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