
-ESCRITOR, ENSAYISTA Y PINTOR-
JOSÉ JUÁREZ
LOS PROVERBIOS DEL COTO

¿Qué poca moder?… ¿Qué poca imaginación tiene mi Jefe…, disque bautizarme con el nombre de Coto?... ¡Aclaro! No piensen que no se escribir correctamente mother, el idioma inglés lo hablo y lo escribo con facilidad, ya que yo nací en las márgenes de la costa oeste de Florida entre Apalachicola National Forest y Tate’s Hell State Forest; ahí, en esa zona pasé mi primera juventud; sin embargo, a mí me gusta pronunciar moder como suena en español, con blanquillos. Pero como dije antes y esa es mi inconformidad, el que me hayan bautizado con el nombre de Coto. Ja, ja, ja. ¡Yo me quiero morir de risa!...
¡Qué poca, verdaderamente, qué poca! ¡Me quiero morir de risa!... ¡Qué poca moder!, que mi jefe me hayan puesto el nombre de Coto. A mí este nombre me molesta porque mis amigos en la escuela se burlan de mí; ellos me hacen bullying psicológico constantemente; y por otra parte, a mí el pinche nombrecito me suena como límite o limitante, cuyo sustantivo tiene cuatro acepciones:
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Terreno cercado o limitado de forma visible, reservado para un uso y aprovechamiento particular, especialmente para la caza o la pesca.
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Propiedad o derecho que pertenece a unas pocas personas o empresas, por ejemplo: el gran mercado del cine es coto casi exclusivo de la industria norteamericana.
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Poste de piedra u otra señal que se clava en el suelo y señala el límite de un terreno o indica la dirección o distancias de una vía o un camino. Cipo, hito, mojón o mojonera.
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Tasa o precio oficial de un producto.
Pero mojón es la palabra que me molesta, me cae como patada de mula en los tompiates, palabreja por la cual mis cuates se divierten y se burlan de mí, porque es sinónimo de heces. Pero ni modo; no se le puede pedir peras al Jefe, seguramente porque él siempre anda papando moscas y pensando en la inmortalidad del cangrejo o, en sus musas; las que a la fecha ya le cuento, mínimo, con una musa por día. ¡Así es él!... y nadie puede cambiar a las personas, pues cuando un hombre nace torcido ya no se puede enderezar, aunque lo quiebren o lo rompan como una rama seca del borragináceo y aromático cueramo.
A veces las personas piensan que nosotros aprendemos como pericos, repitiendo como discos rayados, porque nos enseñan a repetir y repetir las palabras, o porque como dice el proverbio, “las letras con sangre entran”. Pero ese fue su peor error de mi Jefe; en todo caso yo aprendí como aprenden los niños, escuchando y pensando lo que sentimos; y “como muestra basta un botón”. ¡Qué cosa, me quiero morir de risa!...
Curiosamente, hace año y medio, si mal no recuerdo. Estando mi Jefe y yo solos en la casa de Peonia núm. 11, la cual está ubicada en una cerrada, y que además, cuenta con una reja en la entrada y una caseta de vigilancia, las veinticuatro horas. Ese día, imborrable en mi memoria, nadie se percató, que alguien tocó el timbre de la puerta y cuando mi Jefe salió a ver quién era, un hombre encapuchado lo empujo al interior de la casa con una pistola en la mano, y en menos de diez segundos, mi Jefe comenzó a forcejear con el agresor y de inmediato entró otro hombre joven con un pasamontaña. Mientras ellos luchaban y rodaban por el piso, el primer intruso le dijo al segundo: ¡Agárralo por la espalda Juan! ¡así no Juan Cruz, amárralo con la reata, Juan!...
De pronto e inesperadamente se oyó un disparo y el intruso cayó encima de mi jefe como un hilacho de trapo desvencijado y se escuchó un último grito desesperado que me rompía los tímpanos de los oídos: ¡Ayúdame, Juannnn!.., pero la voz se fue apagando lentamente hasta perderse en la soledad de la tragedia! Al ver a su cómplice el joven Juan Cruz, ya inerme se descubrió el rostro para ver lo sucedía, de un salto “salió como pedo de indio”, corriendo hacia la calle transversal; Nadie vio y, nadie supo quién fue ese joven, cómplice del fallecido intruso.
Cuando llegaron la policía y el médico legista al lugar de los hechos, mi Jefe a pesar de ser la víctima y explicar lo sucedido en su propiedad, quedó detenido, por no tener testigos de cómo sucedieron las cosas, por lo que se pasó unos meses en el tambo, mientras se hacían las investigaciones, y él pudiera demostrar lo contrario. ¡Nadie vio y nadie supo cómo sucedió ese accidente del cual mi Jefe resultó victimario!...
Por lo pronto, mi Jefe fue detenido acusado de accidente imprudencial, ¡qué cosa, me quiero morir de risa!...
Por su lado, mi jefa Ileana, preocupada y con un llanto inconsolable preguntaba a la policía y los vigilantes como sucedieron las cosas y, quienes fueron los agresores, yo gritaba moviéndome de un lado a otro: ¡Juan Cruz, Juan Cruz!., pero nadie me hizo caso, en ese momento nadie me tomó en cuenta; yo era para el resto del mundo, un sagrado desconocido.
Después de un largo proceso que duró seis meses de investigaciones exhaustivas, llegó por fin el día del juicio para juzgar a mi Jefe; pero un día antes de ese juicio esperado, mi jefa Ileana se preguntaba en voz alta: ¡quien fue, quien fue!.... De inmediato yo le grite desesperado: fue ¡Juan Cruz, fue Juan Cruz!...
—¿Qué dices Coto?... ¿qué dices?...
— ¡Fue Juan Cruz, fue Juan Cruz!... ¡Fue Juan Cruz el ex empleado de mi Jefe!...
¿No se acuerda Jefa?, ¡fue Juan Cruz!...
—¡Ella exclamó!... Juan Cruz, tiene razón Coto, así se llamaba el ex empleado que tu jefe acusó de robo por haberse llevado una obra pintada por él, ¿No es verdad?...
¡Sí, sí, sí…¡Tienes toda la razón Coto, ya no me acordaba del nombre de ese muchacho!...
Mi jefa de inmediato llamó a su abogado para explicarle que yo fui testigo presencial y que le había dicho quién fue el cómplice del agresor de su esposo, pero el abogado, le contestó: Señora, cómo se le ocurrió semejante barbaridad. No podemos utilizar al Coto como testigo, ningún juez lo va a tomar en serio; mire abogado usted haga la lucha, antes de que se consigne a mi esposo. ¡Me entiende!...
—¡Está bien Señora, dijo el abogado, pero no me comprometo a que lo acepte el
¡Tribunal de lo penal, a su excelencia, al Coto como testigo de cargo!...
—¡Usted insístale, pues estoy segura de que al Coto, si le hacen preguntas directas y concisas sabrá responder, él no nos va a defraudar!...
—El abogado fue de inmediato a hablar con el fiscal del Ministerio Publico, y después de muchos alegatos, finalmente, él accedió.
—¡Mire abogado, dijo el Fiscal, por esta vez voy a hacer una excepción, pero si en la primera pregunta que se le haga a su testigo, y sí su famoso testigo no contesta lo que se le pregunte, se dictará de inmediato la sentencia de 20 años y, usted abogado, tendrá que pagar una multa de 50,000.00. ¿Está usted de acuerdo?...
—Si Señor Fiscal. ¡Yo acepto la responsabilidad, Señor Fiscal!...
—Sí es así, adelante señor abogado, sobre advertencia no hay engaño…
—Un mes después, finalmente llegó el día del Juicio Oral y yo me puse a repetir en voz alta lo que yo había contado a mi jefa Ileana.
—Esa mañana en el tribunal dijo a la Fiscalía: Señoras y señores, se abre la sesión del juicio oral público en contra del Señor Benito Juárez Sánchez. El juicio está previsto para el juzgamiento del señor Benito Juárez Sánchez quien ha sido acusado por el Ministerio Público, siempre que la causa no deba juzgarse de acuerdo con el procedimiento simplificado o abreviado. El Juicio Oral se desarrollará ante el Tribunal Oral de lo Penal, compuesto por un tribunal colegiado formado por tres jueces profesionales, y con la presencia, al menos, del fiscal del Ministerio Público, y del imputado y de su defensor el abogado Rolando Rendón Arredondo, y excepcionalmente, se aceptó por primera y única vez la presencia de un testigo (no humano) que es un cotorro llamado Coto con la advertencia que cualquier error o la falta de veracidad se producirá de inmediato la nulidad de este juicio oral, único en la historia de este Tribunal.
Como su nombre lo indica, se desarrollará íntegramente en forma oral, estando prohibidas las alegaciones por escrito. Este es un juicio público, al cual sólo excepcionalmente y sólo para resguardar la intimidad, la honra o la seguridad de alguna de las personas que participan se puede restringir el acceso del público. Que está regido por el principio de inmediación, es decir, que la decisión del tribunal debe basarse exclusivamente en aquello hechos que pudieran conocerse durante la audiencia directa e inmediatamente por sus propios sentidos, de donde se sigue que es prueba sólo aquélla que rinda el señor Coto durante la audiencia. Para ello, en el Juicio Oral las partes deben presentar todos los objetos y todos los testigos y testimonios de que dispongan, para que sean examinados y contra examinados. Al término de la audiencia el Tribunal debe pronunciar su decisión de condena o absolución en contra del señor Benito Juárez Sánchez, pudiendo diferirse sólo la redacción completa de la sentencia.
Para ello, y reiterando, nosotros nos basaremos en el ARTÍCULO 322, el que nos dice que: El juicio es la etapa de decisión de las cuestiones esenciales del proceso. Se realizará sobre la base de la acusación y se asegurará la observancia de los principios de oralidad, inmediación, publicidad, contradicción, concentración y continuidad.
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El Tribunal de Juicio Oral está integrado por tres jueces; Uno de ellos tendrá la calidad de Presidente y dirigirá el debate.
Como dije antes; Los jueces que, en el mismo caso, hayan intervenido en las etapas anteriores al juicio oral no podrán integrar el Tribunal de Juicio Oral.
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Quiénes deben asistir a la audiencia de juicio oral serán:
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Los jueces.
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El Ministerio Público.
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El acusado.
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La Defensa.
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Testigos, Peritos e Intérpretes.
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La ausencia del coadyuvante o su representante no impedirá
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la realización de la audiencia, sólo implica el abandono de la instancia y el desistimiento de la acusación.
Por ello, recibido el auto de apertura, el Juez Presidente fijará la fecha de hoy 13 de diciembre de 2014 para este juicio.
Como lo saben todos los presentes a este juicio oral, esta fecha no podrá ser cambiada ni antes de 15 ni después de 40 días naturales desde la radicación del auto de apertura a juicio oral.
Se ordenará la citación de los obligados a asistir.
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Este momento procesal representa el inicio de la participación de las partes en la audiencia de debate de juicio oral y su importancia sobre todo radica en la posibilidad material tanto para el Ministerio Público como para la defensa, de comunicar sus ideas respecto de cómo pasaron los hechos al Tribunal Oral, así como de prevenirlos respecto de aquellas pruebas que serán trascendentales para probar sus respectivos dichos y de igual manera alertarlos de alguna prueba que se considere inadecuada o de dudosa credibilidad por la contraparte.
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Es en los alegatos de apertura que las partes expondrán su teoría del caso, para lo cual se recomienda que lo hagan de forma sencilla, ágil y concreta, pues una verborrea sin sentido tan sólo cansará al Tribunal Oral y por tanto perderá su atención.
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—Señor Presidente, El ministerio Publico acusa al Señor Benito Juárez Sánchez por el acto de asesinato imprudencial en su domicilio, acaecido el día 4 de julio de 2014, no habiendo testigos, más que la presencia del Señor Coto, testigo único del acusado y quien fue aceptado ya por el Tribunal Superior de Justicia en materia penal de lo contencioso, en el Distrito Federal, nos dirigimos a usted:
—Señor Coto. ¿Jura usted, decir la verdad y nada más que la verdad?
—¡Si lo juro, (poniendo mi pata con mis garras como garfios sobre la constitución de mi país) y agregué: solo diré lo que a mí me consta, señor Presidente...
—¿Dónde estaba usted y que vio el 4 de julio de 2014?
—Yo estaba parado en el respaldo de una silla del comedor, que está adjunta a la Sala, donde se realizó la pelea entre mi jefe y los intrusos agresores de mi jefe.
—¿Qué vio usted señor Coto?...
—Ese día estábamos viendo mi jefe y yo en la televisión un documental sobre la Independencia de los Estados Unidos de América, ese día mi Jefe y yo presenciábamos la parada cívica que se lleva a cabo, en ese país vecino, del norte.
—Repito la pregunta, ¿Qué sucedió en esa fecha, en la casa del Señor Benito Juárez Sánchez?
—Entraron dos hombres, uno armado con un revolver smith wesson 38 especial. El primero era un hombre aproximadamente de 40 años, con el pelo blanco, el que aparece en las fotos tomadas por los peritos. Este hombre entró empujando y amenazando a mi jefe, mientras que el segundo trataba de auxiliar a su cómplice, cuando vio a su amigo caído que exhalaba las últimas bocanadas de aire veraniego, se quitó el pasamontaña para ver a su amigo y decidió salir corriendo, por eso supe que era Juan Cruz, porque el pasaba mucho tiempo en el taller de mi jefe.
—¿Señor Coto si volviera a ver a Juan Cruz lo reconocería?
—Si señor Fiscal, el cómplice del difunto agresor tiene un lunar en la mano izquierda en forma de mancha roja, éste era un lunar como el del presidente ruso.
—¿Cómo dijo, señor Coto?
—¡No era Putin!, ¡Era una mancha como la de Mijaíl Sergéyevich Gorbachov, Señor!
—¡Muchas gracias Señor Coto!
¡Me sorprendió su brillante memoria, Señor Coto!, no me arrepiento de haber escuchado su testimonio, ¡lo felicito nuevamente, Señor Coto!
Y agregó: después de haber escuchado la versión del Señor Coto, el jurado declara inocente al acusado, concediendo de inmediato la libertad definitiva del señor Benito Juárez Sánchez; por lo tanto, y a partir de este momento se da por terminado este Juicio Oral excepcional.
—El público asistente a este Juicio Oral se puso de pie y ovacionó la decisión del Fiscal y también aplaudió efusivamente las acertadas declaraciones mías y por otra parte, la defensa presentada por el abogado defensor, que más bien parecía el abogado del diablo y, no el defensor de mi jefe.
Al salir de la sala, el público me ovacionaba y aplaudía: ¡Bravo señor Coto, bravo!, ¡bravo!...
Las personas conocedoras, seguía aplaudiendo a mi paso, mientras las cámaras de la TV me seguían al igual que sus incandescentes reflectores, como si fuera un actor de hollywood, desfilando por la Alfombra Roja, rumbo a la salida de ese juico embarazoso y sórdido.
Moraleja dijo el Coto al despedirse de la audiencia: ¡Cuando vean las barbas de su vecino cortar, pongan las suyas a remojar!...
México, D.F. a 16 de agosto de 2014.